sábado, 9 de noviembre de 2013

Otro fin de semana raro. A lo largo de la semana he conseguido "inflar" mi estado de ánimo, pero no sé qué demonios tienen los sábados que me desinflo un poquito. Y eso que probablemente no voy a estar sola en toda la tarde y eso me ayudará a tener la mente ocupada. Me alegra tener planes para hoy y mañana y sé que lo pasaré bien. Me doy cuenta de lo importantísimo que es estar rodeada de gente que me aprecia. Eso me enriquece, me llena, me hace sentir que formo parte de la vida y la respiro más profundamente. "La única manera de averiguar si el gato sigue vivo dentro de la caja es abrir la puerta y mirar dentro".

jueves, 7 de noviembre de 2013

Estoy muy cabreada porque últimamente me caigo mucho patinando. Es cierto que cada vez los trucos son más difíciles, pero me resulta preocupante. Será que estoy hecha una abuelica... pero con la fuerza y energía de una adolescente.
El único modo posible de saber si una relación puede funcionar es apostando por ella, luchando por ella. Y hacerlo en condiciones de igualdad, eso siempre. No se puede comenzar una relación con el miedo de que nos vaya a suceder lo mismo que en la anterior, porque así fracasará irremediablemente. No se puede vivir con miedo. Nadie le asegura a alguien que haya sufrido un accidente que vaya a estar libre de sufrir otro. O una enfermedad... En el caso de las relaciones, evidentemente puede volver a suceder lo mismo, a no ser que des con la persona adecuada. Cuando hay alguien que te gusta mucho, que te hace sentir bien y que te importa, yo personalmente lucharía por esa persona hasta el agotamiento, o hasta que se quiera marchar por voluntad propia. Pero, en mi caso, he chocado una y otra vez contra un muro infranqueable y estoy exhausta. Hace muchísimo tiempo que esto dejó de estar en mis manos. Por eso debo pasar página sin mirar atrás ni vivir anclada en una vana esperanza que se sustenta en la nada. Porque el presente es NO, es rechazo, silencio y alejamiento. Siento mucha rabia porque todo podría haber sido tan bonito... y aún hoy, con las cosas que han sucedido, pienso que puede haber esperanza, pero ya no depende de mí. Yo tengo las cosas muy claras. Voy a retomar mi vida, pero esta vez en serio, ya que no veo respuestas. No quiero despertarme más noches con taquicardia. Y duele saber que he perdido algo tan bello, pero yo también tengo mi belleza y parece ser que es muy fácil dejarme ir. Ojalá todo hubiese sido diferente... ojalá lo pudiese ser aún. Ya no hay nada que yo pueda hacer.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Hoy ha sido un día bastante tranquilo. Hace ya varios días que apenas tengo trabajo y las mañanas se me hacen eternas. Al menos los ánimos se han apaciguado un poquito y no lo paso tan mal. Ya me voy haciendo escuchar de vez en cuando. No dejaré que la falta de educación me afecte. La tarde no ha estado mal. He tenido terapia con Daniel, me he comprado un caprichito en forma de libro y después he tenido clase de alemán. Estoy muy contenta de haberme apuntado, disfruto mucho recordando lo que había olvidado y, cómo no, aprendiendo cosas nuevas cada día. Mente abierta al conocimiento. Mi monitora de patinaje me ha escrito para proponerme ser su pareja en una competición de slalom y no puedo evitar planteármelo, jeje, pero depende de la fecha y el lugar. Ya he empezado a preparar mi examen de chino para el día 30. Me gusta tener la agenda repleta y la mente ocupada. Siempre he sido así y me alegra ver que no decaen mis inquietudes con el paso de los años. Incluso Daniel me está ayudando a darme cuenta de cómo soy y a sentirme orgullosa de ser así. Hoy ha sido un día tranquilo y, por qué no, bastante bueno. Ahora toca leer un ratito, ver "Llamar a la comadrona" y dormir, dormir, dormir...zzzzzzz

martes, 5 de noviembre de 2013

Voy a darle gracias a la vida por haberme permitido conocer a un ser tan maravilloso, aunque me lo haya arrebatado tan rápido. Esta mañana he pensado largamente en ella (aprovechando la escasez de trabajo), me he recreado en cada recuerdo bonito y he conseguido sonreír. Echaré de menos su sonrisa, su mirada dulce y cálida, su cara pecosa... nuestros paseos nocturnos por la calle, entre besos y caricias a escondidas. Echaré de menos los momentos en su casa, tumbadas, viendo frágiles o cantando canciones sin dejar de mirarnos a los ojos. Amarla con la mirada. Cuando cenábamos en algún restaurante y alargaba su brazo para tocar mi mano o acariciarme la cara. Echaré tanto de menos su insistencia para que le hablase en francés, en inglés, italiano... Me habría encantado hacer ese viaje a París. Allí se habría hartado de escucharme hablar en francés. Le habría dado masajes en los pies todas las noches y habría disfrutado de su cara de placer. Y pensar que a mí nunca me han gustado los pies... de ella me gustaba todo. Tengo tantos recuerdos bellos a su lado que no puedo sino dar gracias por haberlos compartido con ella. Ahora es ella quien no quiere volver a verme. Incluso querrá que la olvide. No es fácil sacar del alma a un ser tan especial. Ya lo he escrito en alguna ocasión. Lo que ella no sabe es que yo también me he metido un poquito en su corazón... pero igual nunca llega a ser consciente de ello y me olvida antes de que eso ocurra.

lunes, 4 de noviembre de 2013

El viento empuja las hojas, los árboles, mueve papeleras, arranca tejas y a punto ha estado de tirarme de la bici... Como quien dice, soplan tiempos de cambios... el ciclo de la vida sigue sin detenerse. La oscuridad hace mella en el ánimo, es inevitable, no sólo la del cielo. Acabo de recibir una buena noticia: mi amiga Yolanda va a tener a su segundo hijo. Esperanza entre tanta desesperanza. Pero ella está lejos, a muchos kilómetros de distancia, y no podré verlos hasta Navidad por lo menos. Al regresar a casa he estado varios minutos observando una foto de mi abue, ese rostro bondadoso y tierno, reflejo de su enorme corazón. No he podido evitar llorar. La quería tanto... Estoy nostálgica y melancólica y todo me afecta un poquito más. A pesar de todo, el día no ha estado mal. Ha sido otro de esos días de no parar y, tal vez gracias a eso, la melancolía no ha hecho mella en mí tan profundamente. Los primeros días de frío los llevo muy mal, envuelta en una manta polar desde que llego a casa. Las mañanas son lo peor, pues el simple gesto de sacar un brazo de la cama ya me mata. A mi perro a veces ni lo encuentro porque está "enterrado" en su manta. No es tonto, la verdad. Si yo fuese perro haría lo mismo.