lunes, 18 de agosto de 2008

Te creí cuando me decías te quiero con la mirada; cuando con tus besos me hacías sentir que yo era la única para ti; te creí cuando me prometiste que me serías fiel... Ahora ya no creo nada. Sólo creo lo que tu silencio me hace creer, lo que tu distancia me hace imaginar... Y, como siempre, creo que ganará lo que mi mente dice, pues tú no haces nada para hacerme pensar de forma diferente. La situación no es otra que ésta y si mi sufrimiento no te remueve nada por dentro, no tiene sentido que estemos juntas un segundo más.