viernes, 27 de marzo de 2009

Creí que nunca diría esto pero, tarde o temprano, una se acaba acostumbrando a todo. A lo bueno es fácil acostumbrarse, eso está claro. Y aunque lo malo es más complicado de aceptar, al final no sólo se acepta, sino que se incorpora a la vida sin más. Y no es que deje de molestar, no. Tan sólo comprendemos que eso es así y no se puede cambiar. Me estoy poniendo una coraza que me está ayudando a no derrumbarme del todo, tras soportar miles y miles de palabras de desprecio y desplantes de alguien a quien he amado con locura. Pero he de comprender que quien saca lo peor de uno no es compañía grata para el resto de la vida, por mucho que duela admitirlo. He acabado sintiéndome como una basura y creo que no hay derecho. No soy la mejor persona del mundo, pero valgo la pena.

martes, 24 de marzo de 2009

Muchas veces, cuando suena el despertador y debemos hacer frente a un nuevo día, nuestra mente se niega a continuar y el cuerpo la acompaña, haciendo fuerza para no despegarse de la cama. Sin embargo, cuando se tienen responsabilidades no hay fuerza que valga. El "no puedo" y "no quiero" deben dejarse aparcados para luego. La vida es una lucha constante entre sentimientos paradójicos que nos empujan hacia la locura más absoluta. Esta mañana creía que me volvería más que loca, pero me he levantado y he ido a trabajar. Debo pensar que soy una persona adulta y, aunque sola, triste y casi destrozada, no hay nadie más aquí que pueda despegar mi cuerpo de la cama. Si no quiero perder lo poco que he logrado, debo luchar y ser más YO que nunca. La cuestión es si lo lograré.