domingo, 18 de julio de 2010

Mi mundo está completamente patas arriba. Ante mi actual situación de desempleo crece día a día mi sentimiento de culpa, mis sobresaltos a media noche, mis sentimientos de inutilidad y frustración. A eso hay que añadir las correspondientes miradas y comentarios de reproche por parte de mis padres, que seguramente sin ser conscientes de ello me hacen sentir como una auténtica mierda. Sí, es cierto, fui yo quien dejó el trabajo, pero no quería atarme a un puesto que detestaba, que me estaba amargando la vida. En cuanto a mi vida social, es prácticamente inexistente, puesto que he acabado aislándome. Vivo en un mundo interior de soledad y tristeza que me hace creer que quiero a alguien, aún siendo consciente de que todo ha cambiado. Siento muchísima rabia hacia todo el mundo, pero en especial hacia mí misma por no saber frenar todo aquello que me hace daño. Odio ser así, odio no poder decir lo que pienso a esa persona por miedo a que se aleje de mí. Odio no ser yo la que pase de la otra, la que hable con desgana, aquélla a la que le dé igual ver a la otra. Odio hacer ciertas cosas que tanto significan para mí y tan poco para ella. Odio seguir creyendo que me querrá algún día, pero sobre todo, odio creer que la quiero sabiendo que nada sería fácil a su lado, pues no quiere lo mismo que yo. Soy una estúpida y no aguanto más esta sensación de vacío y soledad que me mata. Me gustaría poder salir corriendo y desaparecer.