sábado, 2 de noviembre de 2013

Momentos profundos del fin de semana... Es curioso, pero todas las semanas, el sábado me pongo mustia mientras friego. Es el instante en que me llueven miles de preguntas y mi mente y mi corazón se desbordan al no conocer las respuestas. Todo ello aderezado con una banda sonora deprimente (¿qué le sucede a Dani Martín, que en su nueva etapa consigue deprimir a un muerto????). El caso es que llevo muy mal los fines de semana, exceptuando el domingo por la mañana, que me paso cuatro horas patinando y no hay cabida para pensamientos tristes. La vida es extraña, mucho. Voy a cumplir 36 años el mes que viene y aún no he encontrado mi lugar. Lo siento, lo noto, lo necesito ya. Quizás es que no me he encontrado a mí misma todavía y de ahí mis comportamientos infantiles. A veces me puede mi deseo de mejorar, pero acabo ahogándome en la impotencia y vuelvo a perder el rumbo. Deseo madurar por encima de todo y hallar mi ansiada paz interior. La había encontrado y volví a perderla. Quiero estar preparada para cuando haya alguien dispuesta a quererme. Tengo tantas cosas buenas empañadas por mis reacciones estúpidas y pueriles que duele. Tengo mucho amor guardado, muchos buenos sentimientos, palabras, intenciones... pero no he sabido expresarlas correctamente y he acabado perdiendo. Quizás no era el momento, quizás no era la persona adecuada... En cualquier caso, no puedo hacer sino acallar este sentimiento y dejar que muera poquito a poco. Ahora mismo estoy ciega y no veo a las personas que sí me quieren y desean estar conmigo. Ésta es otra mala etapa de mi vida que espero acabe pronto. Si sólo pudiese desearlo y hacer desaparecer el dolor... Algún día. No quiero entrar a los 36 sintiéndome mal, sino con optimismo y valor. No me gusta la cobardía y creo que estoy siendo tremendamente cobarde. La Inma auténtica tiene que emerger. La persona divertida, sana, alegre, con inquietudes y deseos que compartir con el mundo. Objetivo a conseguir.

viernes, 1 de noviembre de 2013

No quiero que nos perdamos el respeto, el cariño... Es mejor que el tiempo enfríe las cosas para que podamos valorarlas con objetividad. Ahora no es el momento para nada, yo no estoy bien y mis reacciones no son las más adecuadas. Necesito tiempo para madurar la situación y valorar la posibilidad de una amistad. Tal vez algún día podamos ser amigas, pero en este momento no estoy preparada y lo único que deseo es recuperar mi paz interior, que así se vive muy mal. Le guardo un gran cariño y temo que se puedan decir cosas que no sintamos realmente dejándonos llevar por el dolor o la presión. La considero una gran persona y no se merece que le haga daño.
No entiendo a qué ha venido ese último comentario. No sé qué pretendía ni qué intención llevaba, pero me ha resultado hiriente y dañino. Que te digan eso de "que te compre quien te entienda" nunca es algo bueno. No comprendo el motivo, simplemente porque le he dicho que necesitaba un abrazo suyo (cosa que era cierta). Realmente no sé si habría estado dispuesta a dármelo. Viendo que no me contestaba no he querido insistirle y he seguido con los planes que tenía para la tarde. Ni más ni menos. Qué pena que sienta esas cosas tan feas hacia mí y que el rechazo, lejos de disminuir, vaya en aumento. Se ha formado una imagen distorsionada de mí producto de mis reacciones. Me considera una persona agobiante y pesada y estoy segura de que ésa es la única imagen que le queda de mí. Todo esto me hace sentir como una auténtica basura, pero eso es problema mío el no saber valorarme más. Yo no puedo sentir nada malo hacia ella, a pesar de todas sus negativas y su insistencia en que nunca me querrá. ¿Dónde quedaron todas las cosas bonitas que vivimos? A mí no me queda más remedio que olvidarlas para que no me sigan haciendo daño. Puede que nunca me quiera como yo a ella, eso ya me ha entrado en la cabeza y seguiré mi vida sin ella, pero jamás podré sentir por ella nada feo. Qué dolor me produce conocer lo que piensa de mí. Especialmente, porque me enamoré de ella y quise darle todo. Las cosas nunca son como queremos. La vida da y quita cruelmente.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Miércoles... ecuador de esta semana corta. Esta mañana la situación ha sido menos tensa en el trabajo, pero no puedo evitar que cada día se me haga más cuesta arriba ir a trabajar. Lástima que nada mejore en este país y no se pueda acceder a un trabajo mejor. Mientras tanto seguiré formándome para cuando llegue el cambio. Al menos llevo unos días que como y duermo mejor, incluso creo que he ganado peso. Pero no puedo evitar sentirme mal al pensar que ya no me recuerda, estoy casi totalmente segura de que es así. La aceptación se ha convertido en mi compañera en la vida. Y el tiempo, mi aliado. Sé que, antes o después, dejará de doler.

martes, 29 de octubre de 2013

Estoy cabreada, mucho. Me amarga tanto mi trabajo que ya no sé qué hacer. Esta mañana, una vez más, he tenido que soportar la mala educación de mi jefe de departamento que, al parecer, tiene algún problema conmigo. No he visto una mayor falta de respeto en un trabajo en toda mi vida. Es una persona hipócrita, cruel, un hijo de la gran... No tiene otra denominación. El día que me vaya de esta empresa (espero poder hacerlo por voluntad propia) le voy a decir a la cara cuatro cosas. No tiene ningún derecho a tratarme como una mierda, que lo hace casi a diario, tratando siempre de ridiculizarme hasta la humillación. Esta mañana he vuelto a llorar en mi trabajo. Estoy tan harta, quiero que esto se acabe. Necesito que me suceda algo bueno YA, AHORA MISMO, y que no venga de paso, que se quede. A veces siento que no puedo soportar más el peso de la vida.

lunes, 28 de octubre de 2013

Me siento rara, mucho. A veces parece que nada haya sucedido en los últimos meses, es como si hubiese habido un impasse del que tengo tantas lagunas... y no porque no sienta, sino porque igual que vino se fue. Y después, el más absoluto de los silencios y el olvido... por su parte, claro está. Menos mal que ya he aceptado la situación.

domingo, 27 de octubre de 2013

Hace ya un tiempo que estoy tremendamente cabreada con el amor. No comprendo este "juego" poderoso que me hace ilusionar y luego me parte el corazón en mil pedazos. Quiero un amor sincero, de los de verdad, de ésos que son correspondidos, de ésos que nunca he conocido en la vida. No quiero amores que, cinco o seis años más tarde, me dicen que se arrepintieron muchas veces de haberme dejado o que se acuerdan con mucha frecuencia de nuestro primer beso... Eso no me vale, porque he estado años y años sufriendo pudiendo haberse evitado. No quiero amores en los que sólo yo ame, pues duelen tanto y producen tanta amargura que me hacen perder la fe en este sentimiento tan añorado y anhelado por mí. Soy una persona digna de ser amada y no comprendo que, dando tanto de mi ser, no consiga sino alejar a quien amo. Estoy muy harta de que esto sea así.