miércoles, 22 de octubre de 2008

Decepciones

Llevo toda la vida preguntándome por qué casi todo lo bueno, o dura poco, o acaba estropeándose. La mayoría de las veces no comprendemos la razón, nos preguntamos qué hemos hecho mal para que todo acabe desmoronándose y no nos damos cuenta de que no siempre somos nosotros los causantes. A veces hay otras personas, a veces la propia situación actúa en contra y nos arruina esos buenos momentos. Otras, sencillamente, no cabe explicación posible, no existe un motivo para que eso sea así. Si las cosas no pueden ser, no pueden ser. Pero cuando sí pueden serlo y hay alguien que se empeña en creer lo contrario, todavía duele más que lo bueno se acabe.