sábado, 5 de julio de 2008

Día del orgullo

Éste debería ser un día de alegría, celebración y amor. Las calles de Madrid, vestidas con banderas multicolor, se convierten hoy en un punto de reunión, algarabía y reivindicaciones. Todavía hay que seguir reivindicando, todavía hoy, en pleno siglo XXI. Aún debemos pedir que nos dejen amar en libertad. Qué paradoja. El mundo se está desmoronando por las guerras y la violencia, pero como estamos acostumbrados a eso lo dejamos estar. En cambio, cuando de amar se trata, existen normas. Puedes besar a tu novio si eres chica, pero no si eres chico porque te insultan, te agreden. Y como seas chica y quieras besar a tu novia, no se te considera persona. Se nos tacha de enfermos porque no amamos lo que la mayoría. Maldita ignorancia. El amor es algo universal y como tal debería ser celebrado. Lo que yo he sentido por una chica que me trae loca no puede expresarse con palabras. Es un sentimiento inconmensurable, tan lleno de matices, de respeto, de mil cosas bellas. Un amor que, de ser correspondido, sería perfecto.

Besos robados

Hoy, la vida no me dice nada, me da la espalda y cierra sus ojos ante mis sentimientos. De poco han servido mis noches de llanto, mis ratos de amargura y mis desvelos. Mis palabras de amor chocan con un muro y me devuelven mis besos convertidos en desprecios. Es inútil luchar contra un corazón de piedra que se ha cerrado al amor. Mis días de sol son oscuros, mis besos de amor son robados, mis ojos lloran cansados.