lunes, 21 de marzo de 2011

Maldita soledad, maldita vida

Siento como si mi cuerpo no fuese más que un recipiente hueco, un mero envase para transportar la nada. Soy un fantasma recorriendo los días de tedio y asco para acercarme cada vez más a la muerte. Siento que ya no vivo, sino que cada día que paso es uno menos que me queda para decir el eterno adiós. No soporto esta vida sin ti, mi cari guapa. Sé que no tengo por qué alejarme de ti, pero debo hacerlo. Ya nada es igual, pues sé que no me quieres como yo a ti. Y, para colmo, tengo una mierda de trabajo que me agobia y me asquea. Estoy hastiada de la vida, anhelante de ilusión. Quiero todo o nada, soy una vil egoísta. Continúo porque, por increíble que parezca, hay gente que me quiere. Mi familia. Ellos no merecen que les haga daño. Si no, desde luego, ya no estaría aquí...