jueves, 5 de agosto de 2010

Estoy tan triste... me siento impotente ante la vida. No consigo estar bien dos días seguidos y casi todo tiene que ver con ella. No logro alejarme del todo, aunque ella sí que lo está haciendo. Casi no me mira, no me sonríe, prácticamente no me habla y todo lo que le digo le parecen tonterías. Ahora más que nunca sé que no le importa nada que venga de mí. No sé por qué soy tan imbécil de sentirme triste porque he decidido no verla más. No me aporta absolutamente nada bueno. No me necesita y yo tampoco a ella. La vida debe continuar.