miércoles, 9 de marzo de 2011

Vivo estresada

¡Qué estréssssssssssss! Nunca creí que un trabajo me superaría tantísimo. No soporto ni un día más allí, es horroroso. Cualquier día lanzo el teléfono por la ventana y me quedo tan ancha. ¿Pero cómo puede la gente incordiar tanto? ¿Por qué no encuentro algo que me guste o que, al menos, no me haga tan desgraciada? Tengo cara de asco todo el día de pensar que tengo que volver al día siguiente. Y, para colmo de los colmos, tengo que alejarme de la persona a la que quiero por mil cosas que impiden que estemos juntas. Yo ya no vivo, simplemente me dejo llevar, resignada por una amargura que recorre mi cuerpo. No consigo sonreir con sinceridad, todo me da igual. Cuando voy por la autovía a más de 100 por hora, mi mente se llena de malas ideas. No puede ser, tengo que abrir los ojos de una vez. Tengo que luchar por cambiar, por salir de este pozo en el que me he metido yo sola poco a poco. Sólo tengo que dejar de ser cobarde para poder avanzar.