viernes, 30 de mayo de 2008

Me enamoré de una mujer y lo di todo por ella. Creí que estaríamos juntas para siempre y soñaba con nuestra vida juntas. Fue mi primer amor y no supe ni pude quererla más. Sin embargo, ella no quería lo mismo que yo y ni siquiera me quería a mí sola. No sé qué signifiqué para ella y a veces creo que jugaba conmigo, que fui un entretenimiento mientras esperaba a su gran amor. Nunca ha sabido lo que quiere y creo que nunca lo sabrá. Mi ilusión se ha ido desvaneciendo con el tiempo y, aunque todavía la quiero casi como el primer día, ya no me hacen tanto daño sus desplantes y sus malas palabras. Sé que me quiere, pero ella se tiene que dar cuenta. Pero esta vez ya no la esperaré, porque cuando se ama con todas las fuerzas y te chocas con un muro una y otra vez, las heridas provocadas pueden desalentar al corazón más inocente. Te he querido tanto que creí que iba a morir mi voluntad. Ahora soy una persona consciente de tus inseguridades y no voy a dejar que eso me desestabilice. Siempre te querré.

lunes, 26 de mayo de 2008

Los bajos momentos

A veces miramos a nuestro alrededor y no conseguimos encontrar ni un ápice de ilusión. Cuando sentimos una soledad inmensa que nos atraviesa de pies a cabeza y no hallamos la manera de luchar contra ella, nos damos cuenta de que, tal vez, nos hemos resignado a un transcurrir monótono del tiempo. Hemos llegado a ese punto en que nada es como quisiéramos. La tranquilidad nos deprime y, sin embargo, nos inquieta que algo pueda cambiar. Incluso el sol es un obstáculo.
Cuando se alcanza la vejez a los veintipocos es difícil sacar fuerzas de flaqueza. La vitalidad que alguna vez existió es tan sólo un bello recuerdo que, paradójicamente, duele recordar. Y, cansados de todo, lloramos un sinfín de problemas que quizás no lo son tanto pero que nos amargan hasta el punto de eclipsar toda nuestra atención.
Nada es como soñamos de niños. Hemos crecido y la cruda realidad ha hecho estragos en los que somos débiles. Maldita debilidad. Cuántas veces hemos deseado olvidarnos de todo y actuar con inteligencia, pues sabemos de sobra que estamos actuando de manera suicida. Y, de nuevo, permanecemos impasibles, permitiendo que el pesimismo coja las riendas de nuestra vida y nos conduzca a la desesperación. Ya es suficiente. ¿A qué esperamos para cortarle las alas? ¿Acaso queremos seguir así hasta el final?
Yo, personalmente, no lo deseo, principalmente porque es posible que me queden muchos años por delante y no quisiera malgastarlos siendo como hasta ahora: una fracasada que se lamenta continuamente de su soledad y no actúa en consecuencia. En ocasiones trato de figurarme cómo será mi vida dentro de diez o quince años y, por mucho que imagine, no me veo feliz. Veo a una mujer solitaria atada a un trabajo que detesta. Un ser que no se puede calificar de "vivo", pues la única vida detectable es el latir de su corazón. Básicamente, me veo igual que ahora sólo que mayor.
Y, cada vez que todo eso viene a mi mente, siento una rabia infinita en mi interior porque, a pesar de todo, sigo siendo joven y necesito vivir y sentir cosas que me hagan alegrarme de estar viva. Deseo amar intensamente, ya que pienso que es lo más bello que existe en este mundo abarrotado de gente y vacío de todo. Cada persona tiene en su interior la capacidad de crear las maravillas más apasionantes, imposibles de expresar con palabras.
Todo sería muy sencillo si cada persona diera de forma desinteresada e incondicional una pequeña parte de lo bueno que tiene guardado y que, muchas veces, ignora tener. El amor es aquello para lo que hemos sido creados y, sin darnos cuenta, dejamos que muera poquito a poco, olvidado en un cajón.

La vida

Un camino sin rumbo fijo,
un manantial que no quita sed,
un globo que explota sin motivo,
algo extraño la vida es.

Una senda que termina en nada,
una estrella que ya no ve,
un lugar donde todo acaba,
algo extraño la vida es.

Es curioso cómo empezamos a buscar el porqué de las cosas ya desde la infancia. Éste fue el primer poema que escribí sobre la vida, las dudas y misterios que ésta me ofrecía. Aún hoy, a mis 30 años, hay tantas cosas que sigo sin comprender. ¿Por qué la vida es como es? Qué gran misterio.