martes, 12 de agosto de 2008

Qué bonito podría ser...

Qué bonito sería despertar cada mañana a tu lado, observarte cuando duermes, adentrarme en tus sueños. Qué bonito sería ver más allá de tus ojos, meterme en tu mente, robarte tus besos. Pero más bonito sería no tener que robarlos, que fuesen tus propios labios dulces los que me tocaran al despertar, al ir a dormir, en cada año de mis días, en cada día de mis años.
Ya queda poco para la vuelta al trabajo y no sé cómo la afrontaré después de tanto tiempo libre. Será un momento extraño, pues se mezclan varios factores desagradables e imagino que me vendrá bien tener la mente ocupada casi todo el día. La vida es así, extraña, dura, triste, en definitiva, dolorosa. Pero todo esto nos va convirtiendo en personas más fuertes, en detrimento de otros aspectos de nuestra personalidad que, poquito a poco, se tienen que ir difuminando hasta desaparecer por completo. Creo que nunca comprenderé ciertas cosas del día a día, pero no me queda más remedio que aguantar y seguir adelante.