jueves, 7 de noviembre de 2013

El único modo posible de saber si una relación puede funcionar es apostando por ella, luchando por ella. Y hacerlo en condiciones de igualdad, eso siempre. No se puede comenzar una relación con el miedo de que nos vaya a suceder lo mismo que en la anterior, porque así fracasará irremediablemente. No se puede vivir con miedo. Nadie le asegura a alguien que haya sufrido un accidente que vaya a estar libre de sufrir otro. O una enfermedad... En el caso de las relaciones, evidentemente puede volver a suceder lo mismo, a no ser que des con la persona adecuada. Cuando hay alguien que te gusta mucho, que te hace sentir bien y que te importa, yo personalmente lucharía por esa persona hasta el agotamiento, o hasta que se quiera marchar por voluntad propia. Pero, en mi caso, he chocado una y otra vez contra un muro infranqueable y estoy exhausta. Hace muchísimo tiempo que esto dejó de estar en mis manos. Por eso debo pasar página sin mirar atrás ni vivir anclada en una vana esperanza que se sustenta en la nada. Porque el presente es NO, es rechazo, silencio y alejamiento. Siento mucha rabia porque todo podría haber sido tan bonito... y aún hoy, con las cosas que han sucedido, pienso que puede haber esperanza, pero ya no depende de mí. Yo tengo las cosas muy claras. Voy a retomar mi vida, pero esta vez en serio, ya que no veo respuestas. No quiero despertarme más noches con taquicardia. Y duele saber que he perdido algo tan bello, pero yo también tengo mi belleza y parece ser que es muy fácil dejarme ir. Ojalá todo hubiese sido diferente... ojalá lo pudiese ser aún. Ya no hay nada que yo pueda hacer.

No hay comentarios: