Rutina, rutina, rutina...madrugones, interminadas jornadas laborables, teléfono, viajes... A veces parece que la vida sea sólo eso. Si, además, a eso añadimos algún problema personal, los pocos momentos libres que quedan los aprovechamos para pensar y al cabo del día no quedan fuerzas ni para llorar. No por ausencia de pena, sino por agotamiento. La vida es trabajar, agotarse, sufrir,... y divertirse ¿para cuándo?
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