sábado, 19 de julio de 2008

Sobre tu mano reposa
mi fuente de caricias.
Bajo mis dedos retozan
mis ansias de consuelo.

Sobre tu hombro mojado
se secan mis ojos,
y en tus cálidos brazos
perdí ayer mi frío.

Sin tu alma y tu pecho
yo no siento mi vida.
Y, si pierdo tu cuerpo,
llévame, pena mía.

En verdad no soy yo,
soy tu marioneta:
cuando estás, soy bella;
si te vas, marchito.

No es el sol, son tus ojos.
Ni siquiera la luna
es ya lo que fuere
cuando estás tú.

Háblame de mí, amor,
tú me conoces.
Al verte dejé de ser yo
para amarte.

No hay comentarios: